...en la memoria...
tus ojos medio cerrados...
tu sonrisa flotando
en medio del humo...
el silencio denso del bello
poema grabado en tu mente...
...Ítaca...
Si vas a emprender el viaje
hacia Ítaca...amor...
pide que tu camino no sea largo,
que sea pobre en aventuras
y en experiencias...
regresa a mis brazos
...amado mío...
y en experiencias...
regresa a mis brazos
...amado mío...
...vuelve conmigo...
Si a Ítaca tienes siempre
en la memoria...amor...
llegar allí no es tu meta,
apresura el viaje,
que no dure largos años...
vuelve a mis labios
...amado mío...
...vuela conmigo...
Si en tu vejez arribas
a la isla...amor...
sin haber ganado nada
en el camino...
sin haberte enriquecido...
vuela a mi piel
...amado mío...
...baila conmigo...
Si Ítaca no te dio ningún
hermoso viaje...amor...
hermoso viaje...amor...
si el camino sin ella
hubieras emprendido,
si nada puede darte...
regresa a mi amor
...amado mío...
...vuelve conmigo...
...vuela conmigo...
Konstantino Kavafis (Egipto, Alejandría, 29.04.1863-29.04.1933) nos ha legado el precioso poema Ítaca.
Kavafis se referiría quizá también a un viaje interior: o sea al largo viaje de la experiencia que adquirimos.
Cada detalle del camino que recorremos, es decir la sorpresa de lo inesperado, la experiencia interpersonal.
La riqueza estaría por tanto en cada experiencia vivida, y no en lo que encontremos al término del camino.