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sábado, 11 de marzo de 2023

Samarkanda

 


Plaza de Registán en Samarkanda: la legendaria capital timúrida del Imperio Tamerlán (Uzbekistán)

"Todo cuanto he oído de Samarkanda es cierto,

salvo que es más hermosa de lo que podía imaginar"

Alejandro III de Macedonia (Alejandro Magno) 356 a. C.-326 a. C.)






La "Ruta de la Seda" (Samarkanda -en rojo-)

Más allá del comercio, la famosa Ruta de la Seda tuvo repercusiones políticas, demográficas y culturales.
En realidad, no fue sólo una ruta, sino que fueron varias: una red que conectaba el Mediterráneo con China
 así como con todos los pueblos establecidos entre ambos extremos del continente euroasiático.
Desde el extremo occidental, se atribuye su origen a la expansión romana hacia Oriente en el siglo I a. C.
En China, sin embargo, lo sitúan en su propia abertura hacia el oeste, iniciada un siglo antes con una embajada 
 a tierras del Asia Central.
Durante mucho tiempo, el comercio fue principalmente terrestre, hasta que el marítimo sustituyó a las caravanas
y tampoco era directo, sino que se realizaba por etapas y a través de intermediarios.
Esta red abrió un espacio de enorme valor estratégico para las civilizaciones euroasiáticas.
No sólo prometía objetos preciosos y la transmisión de ideas y conocimientos, sino también:
el empleo de técnicas, metales, armas, caballos y mano de obra que reforzaban su poder.   

No hay evidencia directa de cuando fue fundada Samarkanda.
Algunas teorías señalan que sus orígenes podrían remontarse a los siglos VIII a. C. o VII a. C.

Samarkanda es mucho más que la fabulosa ciudad descrita por los poetas como:
"La Perla de Oriente" o "La Ciudad de las Mil y Una Noches"
Sus 2.750 años de hitos y ausencias la convierten en una superviviente innata.
La bella ciudad de Samarkanda -encrucijada de culturas- está situada en Uzbekistán.
Es una de las ciudades más antiguas del Asia Central, ya que su historia conocida se remonta al IV o al III milenio a. C.

Los sogdianos, descendientes de tribus nómadas iranias, eligieron para fundar la ciudad un emplazamiento idóneo:
una colina ubicada en el valle del río Zeravashan, auténtico oasis en medio de las inhóspitas estepas y desiertos de Asia Central.

Crearon nudos caravaneros vitales que aún persisten, como Samarkanda, Bujará y Panjikent, y abarcaron un territorio que actualmente se reparten Tayikistán y Uzbekistán.

Además de ciudades amuralladas, construyeron un sistema de regadío que se extendía más de cien kilómetros.
Con algunos cambios, estos canales han persistido, al igual que los vestigios de las primeras edificaciones.



Fue conquistada por Alejandro Magno en el año 329 a. C., quien necesitó la mitad de su ejército para obtener la victoria sobre los sogdianos.
En el siglo IX se convirtió en un centro de difusión de la civilización musulmana.
La ciudad se erigió en un núcleo intelectual, hasta que Gengis-Kahn (1162-1227) llegó, saqueó y arrasó.
No obstante, si bien fue destruida en 1220, después se reconstruyó por completo y alcanzó su máximo esplendor como capital del imperio mogol de Tamerlán (1370-1405), momento en el que llegó a tener una población de unos 150.000 habitantes.

Posteriormente, conoció otros períodos de florecimiento y de decadencia.
Tomada por los uzbekos en 1499, a mediados del siglo XVIII formó parte del emirato de Buhara.
En 1868 pasó a poder de Rusia, y después de la Revolución de octubre se convirtió en capital de la república confederada de Uzbekistán hasta 1930, fecha en la que fue sustituida por Tashkent. 


Mmadrasa de Tilya-Kori en Samarkanda (siglo XVII)

El elogio atribuido a la belleza de Samarkanda encabeza
los muchos que ha recibido la antigua capital uzbeka.
Los hay aún más efusivos, como el del poeta y astrónomo
 persa Omar Khayyam, que la describió como:

"El más bello rostro que la Tierra volvió nunca hacia el sol" 
                                                                     
                                                                       Omar Khayyam (1048-1131)


En la parte oriental de la ciudad se halla el núcleo urbano más antiguo, y en la occidental se alzan los edificios construidos en la época zarista, mientras que a su alrededor han surgido los barrios residenciales e industriales.

Entre los monumentos que han hecho de Samarkanda una de las ciudades más famosas de Asia Central, figuran la madrasa de Tilya-Kori el mausoleo de Tamerlán (1405-1504) y la gran mezquita de Bibi-Khan (1399-1404).

Sede de la universidad de Uzbekistán, Samarkanda posee escuelas de agricultura, pedagogía y medicina, además de instalaciones textiles, alimentarias y del calzado.

La mayor parte de los prodigios arquitectónicos de la ciudad que hoy conocemos -mezquitas, madrasas, sepulcros y mausoleos que resplandecen con azulejos de color lapislázuli, azul turquesa y oro- son obra de Tamerlán, un personaje decisivo en la historia del Asia musulmana.

Este príncipe de la tribu Barlas, una de las que formaban parte de los ejércitos de Gengis-Kahn, eligió Samarkanda en la década de 1370 como capital de su abrumador imperio.
Construyó una nueva urbe, embellecida por arquitectos, artesanos, pintores y escultores, sentando las bases del renacimiento artístico y cultural que marcó el islam durante los dos siglos siguientes, e incluso influyó en la arquitectura de Persia e India.

De la mano de Tamerlán y su nieto Ulugh Beg (1394-1449), Samarkanda se convirtió en el polo económico, religioso y académico de Asia central.
Concentró la mitad del comercio, la mayor mezquita, las escuelas islámicas más prestigiosas y el mayor observatorio astronómico del mundo.
Aglutinó a matemáticos, científicos, poetas y filósofos, gracias a los cuales la cultura y el conocimiento islámicos alcanzaron uno de sus momentos más gloriosos.

Sin embargo, tras la muerte de Ulugh Beg en 1449, comenzó la decadencia de Samarkanda.
Al final de la dinastía timúrida se sumó el declive de la Ruta de la Seda, cuyos itinerarios terrestres quedaron eclipsados por el despegue marítimo del comercio entre Oriente y Occidente y , finalmente cayeron en desuso.

Cuando los uzbekos se hicieron con Samarkanda en el siglo XVI, trasladaron la capital a Bujará.
Los gobernantes persas, turcos y chinos que les sucedieron no lograron detener la decadencia de la ciudad, la cual dos siglos más tarde fue prácticamente abandonada debido a una serie de terremotos.
Aunque el emir de Bujará la repobló, serían los rusos quienes evitaran su decadencia total, tras anexionarla a su imperio en 1868.
Sovietizada después, cultural y paisajísticamente, volvería a asomarse al mundo con la independencia de Uzbekistán en 1991.

No recuperó su capitalidad, que había cedido a Tashkent en tiempos de la URSS.
Sin embargo, lo fundamental es que -a pesar de su larga historia- Samarkanda y la extraordinaria belleza de sus edificios han logrado sobrevivir a través de los siglos.  
Mausoleo de Gur-e Amir






Y cuando Amir Timur (1336-1405), el Tamerlán de nuestra historiografía, la transformo en la metrópoli de un vasto
 imperio en el siglo XIV, la proclamó el centro del mundo.
Un esplendor del que fue testigo excepcional González de Clavijo enviado del rey Enrique III de
 Castilla (1379-1406) a la corte del conquistador turco-mogol:

"Es tal la riqueza y abundancia de esta capital que contemplarlas es una maravilla"

                                                                                                                       Ruy González de Clavijo (siglos XIV-XV)


Con semejante tarjeta de presentación, no es de extrañar que Samarkanda siga anclada en el imaginario occidental como "La Perla de Oriente" y "La Ciudad de la Mil y Una Noches"
Sin embargo, esa urbe legendaria, evocadora de la exótica Ruta de la Seda, es una especie de anacronismo, así como también por otro lado, la pretensión del régimen de Islom Karímov (1938-2016) de hacer de Samarkanda y Tamerlán los símbolos nacionales uzbekos, ya que ni la una ni el otro lo fueron originariamente.
Mitificaciones aparte, Samarkanda destaca por ser una de las ciudades habitadas más antiguas del planeta.
 
Más de lo que una herencia determinada, lo que realmente define a Samarkanda son el comercio y el carácter fronterizo, de cruce de civilizaciones, hechos que constituyen las claves de su supervivencia y, por tanto, de su identidad.
Tan extraordinario como su longevidad es el trasiego de pueblos que dominaron la ciudad de Samarkanda y dejaron una huella imborrable el la ciudad.
El genio mercantil y su posición estratégica en la Ruta de la Seda la convirtieron en uno de los botines más codiciados de Asia Central.

La tentación de influir en esa compleja ruta y dominarla era muy alta, y la Ruta de la Seda se convirtió en un vehículo de transmisión cultural no siempre pacífico.
Este hecho, además de las relaciones comerciales y diplomáticas, impulsó guerras y conquistas.
Ya fueran voluntarios o forzados, los desplazamientos de comunidades, expertos o artistas y, sobre todo, el mercado de esclavos de los habitantes de ciudades saqueadas propiciaron el mestizaje.
Otro tanto ocurrió con las religiones que se difundieron como resultado del proselitismo y la instalación de colonias mercantiles, así como de las persecuciones y sus consiguientes migraciones y de la invasión militar. 


Madrasa de Tilya-Kori en Samarkanda (siglo XVII)

La madrasa, abierta a la plaza Registán: uno de los valiosos monumentos artísticos musulmanes de la ciudad.
 Samarkanda conoció su mayor esplendor en el siglo XIV, durante período en que fue capital del Imperio Tamerlán



Mosaico de la madrasa Sher-Dor (Samarkanda)


Democracias teóricas:

Tras independizarse de la URRS en 1991, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán se constituyeron en repúblicas democráticas.
Aunque lo eran sólo nominalmente, ya que sus presidentes, antiguos líderes comunistas, gobernaban de forma autoritaria.
Según algunos historiadores, el despotismo en algunos países de Asia central era una realidad.
Sus dirigentes se fueron perpetuando en el poder con medidas que no pueden ser en absoluto descritas como democráticas: 
la ilegalización de la oposición, los abusos sistemáticos de los derechos humanos y un férreo control mediático.

El caso uzbeko es paradigmático de las tensiones de la región.
A nivel interno, la multietnicidad, la pobreza y el extremismo islamista eran fuente de conflictos.
Estos hechos pusieron al gobierno uzbeko de Karímov en el punto de mira de Washington, que logró permiso para usar las bases aéreas del país (fronterizo con Afganistán).

En 2005, el baño de sangre en que acabó una protesta suscitó, sin embargo, críticas y sanciones.
Karímov cortó su relación con Occidente y se aproximó a Moscú. 
No tardó en revertirse la situación.
Europa y EE.UU aflojaron (la lucha contra los talibanes y el crudo pesaban más) y volvieron a ganar el favor de Karímov.
Rusia les facilitó las cosas al proyectar una base militar en el vecino Kirguistán.
   


Vista nocturna de la plaza de Registán en Samarkanda: la mítica capital del Imperio Tamerlán (Uzbekistán)






Brumas

Lanbroa Volver.. ...y la lluvia en mis ojos y la niebla en mis labios... ...y esas brumas de plata que recue...

Brumas (Lanbroa, 15 de agosto de 2018)

Volver....................y la lluvia en mis ojos y la niebla en mis labios..............y esas brumas de plata que recuerdo y amo...............y esa nostalgia.......................hace tantas lluvias que no volvía............................. Respiro..................y el mar en mi norte y el norte en el viento..............y esos verdes y grises que añoro........que amo...............y esa sensación........................hace tantos mares que no volvía.............................. Llego.....................y las lágrimas en las nubes y el silencio en los tejados...........y esas brumas de musgo que conozco y amo.............y ese dolor.....................hace tantas lágrimas que no volvía.......................... Sonrío....................y la sonrisa en la ventana y la hiedra en los abrazos.........y esas brumas de otoño que adoro........que amo..............y esa alegría..................hace tantas sonrisas que no volvía........................... Hablo.....................y hay silencios que gritan palabras calladas..............y hay voces antiguas en las brumas de nácar..............ese extraño lenguaje que comprendo y amo...............y esa emoción......................... hace tantos silencios que no volvía.............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. ..................... .............. .................. .............. .............. ........... Y recuerdo...............los días pasados..........las caricias perdidas..........las manos de seda..........los besos dormidos..............y esas brumas del tiempo que tanto he amado.....................y esa belleza........................ hace tanto amor que no volvía.....................