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martes, 7 de julio de 2020

...de la Belleza...

Jean Broc (1771-1850), La Mort de Hyacinthe (1801)

"¡Oh, musas, oh altos genios, ayudadme! ¡Oh memoria que apunta lo que vi, ahora se verá tu auténtica nobleza!"

Dante Alighieri (1265-1321), "La Divina Comedia" (1304/07)







A finales de la década de 1730, el compositor Johann Sebastian Bach (1685-1750) compuso una cantata secular (o drama per musica).
Se describe el desafío entre Apolo, inventor de la cítara, y Pan, inventor de la flauta. 
Una de las arias más conmovedoras es aquella en la que Apolo cuenta la muerte de su joven amado Hyákinthos. 
El texto alemán es el siguiente:


"Mit Verlangen

"Drück ich deine zarten Wangen,
Holder, schöner Hyazinth.
Und dein´Augen küss´ich gerne,
Weil sie meine Morgen-Sterne

Und der Seele Sonne sind"


("Con ansiedad

aprieto tus suaves mejillas,
adorable, hermoso Hyákinthos.
Y beso tus ojos con agrado,
porque son mis luceros

y de mi alma , el sol")


Hyákinthos era un bello príncipe espartano que despertó la pasión amorosa del poeta Tamiris, quien afirmaba que el joven príncipe superaba en canto a las mismas Musas.
Sin embargo Cefiro dios del viento, cegado por los celos, un día que Apolo enseñaba al joven a lanzar el disco, se apoderó de éste y lo lanzó contra la cabeza del príncipe, causándole la muerte.
Apolo, con sus lágrimas, hizo brotar una bella flor, el Hiacinthus.

En relación al mito de Hyákinthus, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) le dedicó, asimismo, su famosa ópera  "Apollo et Hyacinthus" (1767).



En todos los tiempos, los filósofos, los críticos y los artistas se han dedicado a definir los caracteres de la belleza.
La belleza se define como: 
"propiedad de las cosas que nos hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas. La belleza absoluta sólo reside en Dios"

La belleza artística sería la que se produce de un modo cabal y conforme a los principios estéticos, por imitación de la naturaleza o por intuición del espíritu.
En cuanto a la belleza ideal, sería el prototipo, modelo o ejemplar de belleza que sirve de norma al artista en sus creencias. El término fue usado principalmente por los estéticos platónicos.

En relación a la belleza, sujeto de juicio estético puede ser lo que se aprecia con los sentidos, lo que se imagina con la fantasía o lo que se entiende con el intelecto.
Desde la piedra encontrada en el suelo hasta las más complejas fantasías, los más profundos pensamientos e incluso las ecuaciones matemáticas, no hay nada que no pueda ser juzgado estéticamente como bello, feo, o indiferente.

Un cuadro puede ser bello. aunque represente personas o cosas feas; y puede ser feo como obra de arte, aunque represente fielmente a una bella mujer.
Una novela o un espectáculo pueden ser bellos, aunque expresen acciones torpes; y feos pueden ser, en cuanto obras de arte, la narración de acciones dignas de alabanza.



En la mitología griega, las musas (musae, en griego antiguo), son las inspiradoras de las artes: 
cada una de ellas está relacionada con ramas artísticas del conocimiento.
Musa: cada una de las deidades que, según la fábula y presididas por Apolo, habitaban en el Parnaso o en el Helicón, y protegían las ciencias y las artes liberales, especialmente la poesía.

El número de musas varía, pero más frecuentemente se creyó que eran nueve:
Euterpe (lírica), Erato (poesía amorosa), Calíope (epopeya), Clío (historia), Melpómene (tragedia), Plimnia (música), Terpsícote (danza), Talía (comedia), y Urama (astronomía).

El término música (del latín, musa), se define como: 
arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzca deleite al escucharlos, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre o tristemente.

Este arte, que ya en sus orígenes se diferenciaba de las demás, pues la pintura y la escultura hallaron en la naturaleza los modelos que imitar, y la poesía encontró en ella objetos que describir, presenta una completa independencia de las cosas externas, por lo que los antiguos la atribuyeron directamente a la divinidad, considerándola como un don de la misma.

La falta absoluta de documentos musicales de la época más antigua hace imposible el poder concebir cómo pudo ser la música en aquellos tiempos.
La opinión más frecuente de los expertos es que aquellos pueblos no conocieron la melodía absoluta, y que el canto fue una especie de declamación con más o menos intensidad de voz y un ritmo dependiente de la prosodia.



En relación a las preguntas: "¿Qué es la belleza?" 
"¿Cómo se debe definir y cómo se debe juzgar la belleza?"
Se trata quizá de un concepto demasiado complejo para poder ser definido con objetividad.

Desde los tiempos clásicos, se ha considerado que los indicadores de belleza son armonía, proporción y unidad.
Para los griegos la idea de la belleza tenía lugar dentro de la metafísica. El estudio del arte se conocía como poética.

Platón (427 a. C.-347 a. C.) se planteaba el problema de la belleza en relación con su teoría de las ideas; para él, la belleza absoluta sería una idea supra-celeste que trasluciría su brillo en las cosas materiales, a través de las cuales se despertaría en el ser humano el amor hacia lo bello, y hacia las personas bellas.
Sin embargo, la realidad no estaría en las cosas, sino en las ideas, y el artista, al imitar algo en su obra de arte, estaría imitando lo que ya es imitación o reflejo de una idea. 
El arte, entonces, no sería sino imitación.

Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) distinguió el arte de la historia.
El arte sería también imitación, pero no ya de la realidad material, sino de la realidad ideal: 
sería esencialmente una representación de lo universal y no de lo particular, de los hechos posibles y no de los hechos sucedidos. 
De aquí que el arte se distinguiría de la historia, porque ésta tendría por objeto la representación de lo individual y de lo realmente acaecido.
Por eso, si el artista tomara como motivo de la obra algo que en la realidad fuera feo, indecente u horrible, ello no significaría que fuera fea la imitación artística.
Por el contrario, esta imitación de lo feo produciría en el artista un efecto liberador y purificaría su alma de la fealdad y de la repugnancia.

El arte tendría, según Aristóteles, un efecto catártico, de purificación. 
Con su doctrina de la Catarsis, Aristóteles justificó, frente a Platón, la emoción artística y se adelantó a los tiempos, ya que en nuestra época se ha vuelto a insistir en la función catártica del arte.
El teatro tendría de este modo, según la concepción aristotélica, un papel terapéutico, puesto que estimularía al espectador a experimentar emociones, liberándolo de sufrirlas en la vida real.

Plotino (205-270), último de los grandes filósofos paganos, consideraba que el mundo visible poseería una gran belleza, aunque inferior a la del mundo intelectual de las ideas. 
Y fue Plotino el primero en asociar los conceptos anteriormente disociados de arte y belleza. 
El hombre sólo podría experimentar la belleza del mundo visible en un estado de éxtasis, cuando adquiriera una efímera identidad con lo divino. 
Por eso, el buscador de la belleza debería mirar en el interior y no fuera del mundo visible.



La estética medieval era principalmente teológica: 
la belleza estaba al servicio de la revelación, servía para expresar las verdades cristianas.
El arte medieval se vio influido por la inmaterialidad de Plotino: para los autores medievales la belleza estaba en la expresión, no en las formas, era una estética subjetiva. 
La figuras artísticas perdían corporeidad, se perdía interés por la realidad, las proporciones, la perspectiva. 
En cambio se acentuaba la expresión, sobre todo en la mirada: los personajes estaban simbolizados más que representados.

Para San Agustín (354-430) la belleza sería unidad, coherencia de las partes entre sí, armonía del conjunto: 
"¿Acaso amamos algo fuera de lo bello?" (San Agustín, Confesiones IV, 13).

Dionisio Aerogapita (siglo V) en su obra "De divinis nominibus" dice:
"Lo bello trascendental se llama belleza por la hermosura que propiamente comunica a cada ser como causa de toda armonía y esplendor, alumbrando en ellos porciones de belleza a la manera del rayo brillante que emana de su fuente, la luz".

Hugo de San Víctor (1096-1141), en "Eruditio didascalica, XII.", plantea la pregunta:
"¿Hay algo más bello que la luz que, aun no teniendo color en sí misma, sin embargo hace aparecer los colores de todas las cosas iluminándolas?".

Según Tomás de Aquino (1225-1274):
"Lo bello consiste en la debida proporción, porque los sentidos se deleitan con las cosas bien proporcionadas" ("Summa Theologica" I q. 5 a 4 ad 1.).

Dante Alighieri (1265-1321), en su gran obra "La Divina Comedia" (1304-07), expresó varios conceptos sobre la belleza muy próximos a la estética escolástica, pero añadió un elemento metafísico: el amor. El amor sería un poder cósmico que conduciría a la divinidad. 
El amor sería fuente de toda belleza, igual en la naturaleza que en el arte. 
El artista debería crear su obra inspirado en el amor. 
El arte representaría a la naturaleza, que sería obra de Dios, por lo que tendría un carácter inefable. 
Al relacionar arte y belleza, Il Dante abrió el camino a la estética renacentista, alejada de postulados teológicos.



Francis Hutchenson (1694-1746), argumentó que reconocer la hermosura de un objeto implicaría distinguir sus cualidades estéticas concretas de las fácticas y empíricas. 

La belleza de un objeto dependería, esencialmente, de su capacidad de afectar al observador de una manera particular.
Y ya que distintos tipos de arte producen diferentes respuestas, la respuesta emocional o estética dependería no solamente del objeto mismo, sino del aspecto de éste que contemple o en el que se concentre el observador.
 
David Hume (1711-1776), consideró que los juicios sobre la belleza surgirían del sentimiento, pero que serían merecedores de aceptación universal.

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) atacó las teorías clásicas sobre el arte por considerar que ahogarían los sentimientos naturales e instintivos de los hombres, y estableció que el arte sería un desbordamiento de las emociones, asentando así las bases de la teoría romántica.

Alexander Baumgarten (1714-1762) definió la belleza como: 
"la percepción de la sabiduría que se adquiere a través de los sentidos"; y consecuentemente la estética como: "la ciencia del conocimiento sensitivo"; y distinguió también la belleza de la verdad, la cual consistiría en: "la percepción de la sabiduría que se adquiere a través del intelecto".
Baumgarten pensaba aún en la percepción artística como una forma interior y confusa de pensamiento.



Los críticos de arte han planteado dos preguntas esenciales: 

"¿Es bello algo en función de la respuesta que produce en una persona, o es la belleza, como los filósofos han afirmado desde los tiempos de Platón, una cualidad eterna del objeto mismo?"

"¿Se trata tan sólo de un sentimiento de placer o satisfacción, o hay una respuesta estética que es el resultado de la contemplación desinteresada de un objeto hermoso?".

La obra de arte se suele considerar bella como tal, y las formas de su belleza parece que son independientes del tema tratado y de la materia de que están hechas, como lo atestiguan las bellas obras de arte de todos los tiempos.
En cambio, la naturaleza, la técnica y el pensamiento humano sólo a veces crean en sus realizaciones lo bello.

Casi todas las definiciones reflejan una manera de concebir la belleza que difiere de las otras.
Unido a este problema de definir la belleza en sí misma, está el de decidir si es una cualidad intrínseca y constitutiva de lo considerado bello, o bien se deriva del efecto que aquello que se contempla ejerce en quien lo contempla.



Immanuel Kant (1724-1804) resolvió el problema diciendo que:

"Lo "bello" es subjetivo, pero universal, es decir, independiente de los intereses individuales de las propias inclinaciones y preferencias.
En cambio, lo que "gusta" en relación a estas inclinaciones, intereses y preferencias, es lo "agradable", que es subjetivo, pero particular"

Kant afirmó que, a diferencia de los juicios morales, que son imperativos morales basados en la razón, los juicios estéticos constituirían juicios del gusto y no se basarían en principios.
Sin embargo, los juicios estéticos tendrían: "universalidad y necesidad subjetivas"

Estas definiciones de Kant están en la base de todas las concepciones modernas sobre la belleza, y en la estética.
Fue Kant quien, en 1790, reclamó el derecho de la estética a constituir una rama separada de la filosofía, pero del mismo nivel que el estudio de la razón y de la ética, demostrando que los juicios acerca de la belleza no podrían ser condenados o vistos como si tuvieran una menor validez, por el sólo hecho de no estar basados en conceptos propios de la razón.

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) y Friedrich Schiller (1759-1805) dieron impulso a la concepción romántica de la belleza, al hacer del libre juego de los sentimientos del artista el aspecto preponderante de la cuestión.
Esta teoría tuvo una fuerza de atracción irresistible sobre artistas y escritores a lo largo de todo el siglo XIX, pero hubo que esperar hasta el siglo XX para que su desarrollo alcanzara el grado de una auténtica filosofía, y así la naturaleza del lenguaje artístico pudiera ser examinada con rigor científico.

Arthur Schopenhauer (1788-1860) sostuvo que contemplar un objeto bello significaría "distanciarse y olvidar la propia voluntad e individualidad".
Sería preciso perderse en la pura contemplación, convertirse en un espejo del objeto contemplado, e incluso hacerse idéntico a él.
El verdadero artista, según Schopenhauer, no trataría de provocar ningún deseo, simplemente intentaría exponer la belleza desnuda de un objeto.

La música sería, según él, la más abstracta y menos material de todas las artes, puesto que sería pura forma.
Y escribió: "La música es un ejercicio metafísico en el que la mente no sabe que filosofa".

Friedrich Nietzsche (1844-1900) entendía que en el arte se combinarían el sentido de desorden cósmico y de pasión, asociado con el dios griego Dionisio, y la belleza formal, inspirada por otro dios griego, Apolo. Esto, según Nietzsche, sería lo que caracterizaba las grandes tragedias griegas, y también la gran música, especialmente la de Richard Wagner (1813-1883).

Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), en su precioso cuento "Le Petit Prince" (1943), dice:

"On ne voit bien qu´avec le coeur. L´essentiel est invisible pour les yeux".

("Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos").



Estética: rama de la filosofía que estudia el significado de la belleza en general, la naturaleza del arte y la validez de los juicios sobre la creación artística y sobre la apreciación de la obra de arte.

La estética, como tarea de indagación filosófica del arte, de los valores y de las relaciones que lo constituyen, se plantea una serie de problemas tales como la génesis de la creación artística y de la obra poética, el análisis del lenguaje artístico y su diferencia con los demás lenguajes, el concepto de valores estéticos, las relaciones entre forma y materia, y la función del arte en la vida humana.
En el concepto de estética se encierra, sin embargo, no sólo la percepción, sino también el placer, y los objetos que lo causan son varios y de diferente naturaleza.

La estética puede ser elaborada desde dos puntos de vista:

1. atendiendo al sujeto de la obra de arte, el espíritu que lo crea;

2. o bien al objeto, es decir, a la obra de arte en sí, desvinculada del sujeto creador de ella.

Considerada en relación con el sujeto, la estética ha sido entendida como el producto de una vivencia, de una oscura intuición o como clara aprehensión.
Aprehender, es decir, la facultad mental de captar, de comprender y de percibir la belleza.





Brumas

Lanbroa Volver.. ...y la lluvia en mis ojos y la niebla en mis labios... ...y esas brumas de plata que recue...

Brumas (Lanbroa, 15 de agosto de 2018)

Volver....................y la lluvia en mis ojos y la niebla en mis labios..............y esas brumas de plata que recuerdo y amo...............y esa nostalgia.......................hace tantas lluvias que no volvía............................. Respiro..................y el mar en mi norte y el norte en el viento..............y esos verdes y grises que añoro........que amo...............y esa sensación........................hace tantos mares que no volvía.............................. Llego.....................y las lágrimas en las nubes y el silencio en los tejados...........y esas brumas de musgo que conozco y amo.............y ese dolor.....................hace tantas lágrimas que no volvía.......................... Sonrío....................y la sonrisa en la ventana y la hiedra en los abrazos.........y esas brumas de otoño que adoro........que amo..............y esa alegría..................hace tantas sonrisas que no volvía........................... Hablo.....................y hay silencios que gritan palabras calladas..............y hay voces antiguas en las brumas de nácar..............ese extraño lenguaje que comprendo y amo...............y esa emoción......................... hace tantos silencios que no volvía.............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. .............. ..................... .............. .................. .............. .............. ........... Y recuerdo...............los días pasados..........las caricias perdidas..........las manos de seda..........los besos dormidos..............y esas brumas del tiempo que tanto he amado.....................y esa belleza........................ hace tanto amor que no volvía.....................