Término de origen francés universalmente aceptado, el Ballet se define como:
"Toda representación escénica unitaria que desarrolle un determinado tema por medio de la danza, la pantomima y la música"
Es un espectáculo nacido en Europa, cuyo origen se remonta al ballet o baile inventado dirigido por Bergonzio di Botta (c. 1454-1504) en 1489 sobre el tema del amor conyugal, y representado en Tortona (Italia) con motivo de la boda de Gian Galeazzo Sforza (1469-1494) con Isabel de Aragón (1470-1524).
Desde entonces, el ballet ha sufrido profundas transformaciones, siguiendo -y tal vez, precediendo- al desarrollo del teatro y de la cultura en general.
En la rica y compleja historia del ballet, pueden distinguirse algunas etapas fundamentales:
1) el ballet de corte;
2) la comédie-ballet y l´opéra-ballet;
3) el ballet d´action;
4) el coreograma;
5) el ballet romántico;
6) el ballet moderno.
1. Danza y Ballet
La humanidad, según parece, ha danzado desde siempre: cabe imaginar que los seres humanos percibieron precozmente la regularidad de ciertos movimientos y la posibilidad de desarrollarlos, llevándolos más allá de ellos mismos, hacia el artificio y la técnica.
2. Historia
2.1. Danza Cortesana
Los diversos paganismos honraron el cuerpo.
Algunas religiones, en cambio, han sido recelosas de este "templo del espíritu" -como lo denominaba san Pablo (c. siglo IV)-, pero que estaría hecho de naturaleza caída, materia corruptible y solicitación pecaminosa.
De 1416 data el primer libro de baile que ha llegado hasta nosotros, debido a Domenico da Piacenza (1430-1470) "Arte de danzar y de conducir a los conjuntos de danzas"
En él se menciona la danza baja, baile cortesano por excelencia, con sus mesurados y elegantes pasos simples y dobles.
Especial mención merece también "La práctica o arte de la danza" (1463) de Guglielmo Ebreo da Pesaro (1420-1484), en donde se define la danza clásica según el principio de la natural perfección del cuerpo humano (idea renacentista), que excluye a los deformes y contrahechos.
Francia -o mejor dicho, Versalles- se convirtió en el centro del mundo de la danza europeo, y lo sería durante siglos.
Luís XIV (1638-1715) -"le Roi Soleil"- fundó en 1661 la "Academia Real de Danza", exaltando a semejante altura el arte de Terpsícore:
bailar bien, en la formación del cortesano barroco, era signo de nobleza, de autodominio, de elegancia corporal, de saber desenvolverse en una sociedad elitista, en un marco refinado y excluyente.
La segunda mitad del siglo XVII y el comienzo del XVIII señalan la aparición, en la corte francesa, de la comedie-ballet y de la opéra-ballet, gracias a la actividad del gran músico y coreógrafo Giovanni Battista Lulli (1632-1687).
Durante este período, especialmente con la fundación de "L´Academie Royale de Danse", se inicia en París la danza académica y la aparición del profesionalismo.
2.2. Ballet Teatral
La ópera y el ballet surgen al mismo tiempo en los umbrales del barroco, edad teatral por excelencia:
1471: se representa en Mantua la que debió ser la primera ópera de la historia "Orfeo" de Angelo Poliziano (1454-1494);
1572: se representó "Le Paradis d´Amour", con música de Joachim Thibault de Courville (m. 1581);
1589: "Pelllegrina", comedia de Girolamo Barglagli;
1642: Claudio Monteverdi (1567-1643) compuso "Il ballo delle ingrate", que narra cómo Plutón encierra en su infierno a las mujeres ingratas que han rechazado a sus amantes; y en
1642: "Orfeo", su ópera más famosa y la última que compuso antes de morir;
1653: la obra maestra del ballet barroco fue el "Ballet de la Nuit", y a partir de entonces, el ballet francés fue el modelo del espectáculo cortesano y se expandió por Europa.
Los cuerpos de baile en Francia, hasta Luis XIII (1601-1643) separaban los sexos:
había bailes para mujeres solas o para hombres solos, que se vestían como mujer si el argumento lo exigía.
La mezcla de sexos era considerada impúdica por los rozamientos corporales, aunque no se suponía nada vedado si estos contactos ocurrían entre individuos del mismo género.
A partir de la "Academia Real de Danza" surgieron los nombres memorables de los solistas y las estrellas, que se equipararon a los divos y divas de la ópera barroca.
2.3. Siglo de las Luces
En 1713 se fundó en París el "Conservatorio para la Danza".
Su objetivo, desarrollar los principios del baile francés:
_armonía;
_coordinación de los movimientos;
_exactitud de las actitudes;
_rechazo de la proeza exhibicionista;
_disimulación del esfuerzo;
_levedad.
Una adquisición del inicio del Siglo de las Luces fue la clasificación de los bailarines:
_nobles (altos, arrojados, heroicos);
_de medio carácter (de mediana estatura y de movimientos vivaces);
_de carácter (cómicos, de figura pequeña y evolución limitada).
Otra adquisición de la Luces:
_aparición de las bailarinas estelares y su correspondiente rivalidad. Destacan:
Marie Sallé (1707-1756): de costumbres austeras, culta e ilustrada, y con un baile noble y fuerte.
Triunfó en Londres y París, donde creó "Les Indes galantes" (1732).
Marie-Anne Cupis de Camargo (1710-1770): técnica de baile caprichoso, imaginativo -sus saltos protegidos por un calzón que evitaba miradas indiscretas- asombraban al público.
La figura central del clasicismo ilustrado fue Jean-Georges Noverre (1727-1810), autor de un texto clásico "Lettres sur la danse et les ballets"
El más célebre bailarín fue Gaetano Vestris (1729-1808), llamado en su tiempo "el dios de la danza".
2.4. Transición al Romanticismo
Las propuestas de Noverre:
_suprimir lo decorativo;
_evitar lo geométrico;
_aligerar los pasos;
_huir del efecto espectacular;
Estas propuestas, aunque cumplidas a medias por él mismo, invocan a una nueva sensibilidad que anuncia el romanticismo.
Salvatore Vigano (1769-1819), napolitano que se inició como travestido en tiempos donde las mujeres no podían bailar en Nápoles.
Importante para su desarrollo fue el encuentro con Jean Becher Dauberval (1742-1806), quien había estrenado "Les petits riens" de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), con coreografía de Noverre.
Vigano fue plasmando un baile mímico, resuelto en posturas estatuarias y de gestos escuetos y sencillos, e impuso su concepción de "coreodrama", o drama bailado, muy lejano del planteamiento racionalista de una danza pura.
Aunque desligado de Vigano, Carlo Blasis (1797-1878) coincidía con la tendencia viganiana.
Dirigió la "Escuela Imperial de Danza y Pantomima" de Milán, y dejó una obra funamental "Traité élémentaire, théorique et pratique de l´art de la danse" (1820).
Describe al bailarín clásico comenzando por la prestancia de su actitud y su carácter ingrávido.
Lo fundamental: cada movimiento debe ser consecuencia del anterior, creando una auténtica frase bailada, denominado "canto coeográfico o lirismo de la danza".
la culminación del arte del bailarín es el adagio, en el que se despliega su capacidad trágica.
Una nueva sensibilidad se impone con el siglo naciente:
el romanticismo exalta la otra vida, la vida auténtica, el ideal que nos eleva a saltos de la gravidez terrenal.
Hay que bailar como fantasmas de ese otro mundo verdadero e inalcanzable.
3. Ballet Romántico
3.1. Parábola de un Siglo
Sus primeras obras: "Los caprichos de Cupido y el maestro de baile" (1786) y "La fille mal gardée ou La vaine précaution" (1789), estrenada poco antes de la Revolución Francesa.
El prototipo de ballet romántico se fijaría con "La sylphide" (1832).
Para imaginarnos ese mundo extinguido, contamos con el testimonio de Théophile Gautier (1811-1872), poeta, novelista y crítico de teatro:
_la inspiración debía provenir de mundos imposibles, como si se soñase con los ojos abiertos;
_personajes legendarios encarnarían las pasiones elementales del cuerpo, protagonista del baile;
_serían como corporeizaciones de imágenes concebidas por un escultor o un dibujante;
_se podrían comparar a bajorrelieves vivientes escapados de algún friso antiguo.
3.2. Mujeres. Diosas. Musas
_María Taglioni (1804-1884) -etérea, casta, de voluptuosidad pudorosa-;
_Fanny Elssler (1810-1884) -carnal y pagana, enérgica, de una "decente provocación"-;
_Fanny Cerrito (1817-1909) -famosa por su baile relajado, que nunca daba impresión de fatiga-;
_Carlotta Grisi (1819-1899) -considerada el culmen de la técnica balletística en su tiempo-;
_Adèle Grantzow (1845-1877) -destacó por la seguridad académica de su trabajo-
_Isadora Duncan (1877-1927) -la gran musa inmortalizada por Auguste Rodin (1840-1917)-
El ballet centrado en la bailarina, tenía desde luego una fuerte impronta de mujer.
Sin embargo, el travestismo ocupó esa frontera ambigua de la androginia romántica:
se solía asumir papeles de varón o de sexo indefinido y apariencia viril, y el galán de las leyendas era a veces el denominado danseur blanc, de físico escueto, carente de fuerza, delicado y suave como una mujer.
3.3. Código de la Danza Clásica
En el ballet clásico llega a su grado máximo la profesionalización del bailarín y a un grado mínimo su margen de improvisación.
Bailar significa escoger una carrera que conviene empezar desde la infancia.
Un bailarín alcanza su clímax entre los veinte y los treinta años.
Se dice que el bailarín baila aunque no lo haga:
_imagen interior del cuerpo que se exterioriza en una armoniosa organización tanto del cuerpo como del reposo, y que culmina en los pies, que soportan todo el peso a partir de una posición vertical de la columna vertebral;
_perfecta gravedad y equilibrio que permiten distribuir la simetría bilateral del cuerpo;
_los pies, al andar, han de ir con sus puntas extendidas.
Arte de la suavidad, a veces enérgica y otras veces doliente, jubilosa o patética, pero siempre entre los límites de la souplesse: un arte elegante, de una gran belleza.
3.4. Ballet. Crítica Teatral. Literatura
La crítica del espectáculo resulta algo tardía, no existió antes del siglo XVII, más concretamente hacia 1620-1630: asistir a un espectáculo se convierte en una costumbre social, en una obligación cortesana. En los cafés se examinan los estrenos: son el mentidero de la opinión pública.
Si el romanticismo fue en su origen políticamente reaccionario, en arte propuso una reforma del gusto, el cual poco a poco se fue volviendo contra la situación establecida y ligando a los movimientos revolucionarios de 1830 y 1848.
Los románticos llevaron al teatro el mundo de lo prohibido:
hijos bastardos, madres adúlteras e incestuosas, artistas suicidas, bufones contrahechos y maldicientes, bandidos generosos...
Paralelamente, el ballet ilustra el sueño, donde también se personifica la pesadilla de la existencia cotidiana:
la locura, el engaño, la parte siniestra de la vida que encarnan los hechiceros, los fabricantes de autómatas diabólicos, la fatalidad destructiva de la pasión, las fantasmagorías góticas...
En medio de esta telaraña política y social, la crítica del espectáculo se dignifica y aparecen como cronista de teatro escritores de primera fila:
Heinrich Heine (1797-1856), alemán exiliado en París; Charles Augustin Sainte-Beuve (1804-1869); Gérard de Nerval (1808-1855); Jules Barbey d´Aurevilly (1808-1889); Théophile Gautier (1811-1872); Charles Baudelaire (1821-1867); Edmond de Goncourt (1822-1896); Paul de Saint-Victor (1827-1881); Jules de Goncourt (1830-1870); el oscuro y enigmático Stéphane Mallarmé (1842-1898); en España, Benito Pérez Galdós (1843-1920); y Emilia Pardo Bazán (1851-1921).
Gautier fue un defensor del drama romántico de inspiración poética. Para él, tanto el teatro como la ópera y el ballet eran formas poemáticas, y la escena, una tribuna del ensueño.
Se mantuvo al margen del debate político directo, aunque defendió un arte de artistas, opuesto al filisteísmo reinante en el mundo del espectáculo, y se sabe que nunca aceptó sobornos.
3.5. Petipa: el Ballet Ruso
A Marius Petipas (1822-1910) -marsellés afincado en Rusia- como maestro y coreógrafo, le tocaría llevar al ballet desde Rusia a una regeneración y una culminación que remontarían el pálido panorama del ballet francés durante el Segundo Imperio.
Sus coreografías han quedado como las obras maestras del ballet clásico-romántico, por la opulencia inventiva de los nuevos pasos y sus ricas y complejas combinaciones.
La lista de creaciones de Petipa en este período es extraordinaria, como eje. las tres supremas obras de Piotr Ilich Tchaikovski (1840-1893): "El lago de los cisnes", "La bella durmiente" y "Cascanueces"
El arte de Petipa estuvo hecho de rigor técnico, riqueza de medios y un sentido de la elegancia en la solución del canto coreográfico que huía de todo vano virtuosismo y de cualquier pomposa espectacularidad
4. Ballet Moderno
4.1. Danza Exótica
París siguió siendo el escaparate de la danza mundial.
Figuras célebres de la época:
Loie Fuller (1862-1928): su popularidad fue inmensa. Tenía una figura poco ortodoxa para el baile tradicional -maciza, ancha de caderas, con un físico -dicen- nada celestial (o sea, más bien carnal).
Sin embargo, inventó un baile basado en el manejo de ligeras y amplias vestiduras, y uso del gran artilugio escénico de la época: la luz eléctrica.
Entre luces y sombras, con una imaginación atrevida, segura y sorpresiva, en lugar de exhibir su cuerpo, lo ocultaba y, al hacerlo, conseguía en los espectadores un efecto mágico, un gran silencio segundos antes de romper en aplausos.
La otra bailadora exótica de la Belle Époque fue la japonesa Sada Yacco -o Sadayakko- (1871-1946).
Sada devolvía a la danza, desde Oriente, su prístino carácter religioso, de expresión interna y estática.
Daba la impresión de actuar en el vacío, prescindiendo del público, enfatizando la expresividad de la relajación, de lo inmóvil, lo que daba a su danza un ritmo intenso y extraño.
4.2. Sergei Diaghilev
La reacción contra el ballet entendido como puro virtuosismo o puro espectáculo, y al mismo tiempo la aparición del ballet moderno estuvieron ligados a una gran compañía rusa y a su genial animador:
"Les Ballets Russes" dirigidos por Serge Diaghilev (1872-1929).
Con Diaguilev, el ballet alcanzó su máxima altura cultural, pues reunía en torno al hecho de la danza en sí misma, a los mejores exponentes de la música, las artes plásticas y las letras de una época.
Posteriormente, algunas estrellas fueron abandonando la compañía; destacan:
Ana Pavlova (1881-1931), quien formó su propio grupo repitiendo sus números favoritos, como "Libélulas", "Hojas de otoño", y "La muerte del Cisne".
Ida Rubinstein (1885-1960), inspiradora de obras como "Bolero", "La Valse", y "El beso del hada".
Vaslav Nijinski (1889-1950), cuya imagen quedaría inmortalizada por el gran escultor Rodin.
En 1948, Roland Petit (1924-2011) fundó su propia compañía, los "Ballets de Paris".
Presentó a Margot Fonteyn (1919-1991) en "Demoiselles de la nuit".
En 1967 creó en Londres "Paraíso perdido" para la Fonteyn y Rudolf Nureyev (1938-1993).
4.4. Otras Latitudes
Mientras en París se imponían los ballets rusos, Rusia se convertía en parte de la Unión Soviética a partir de 1917.
En un primer momento, la revolución abominó del ballet por burgués y decadente, pero en 1921, el Comisario de Educación lo reivindicó como una de las tradiciones de la cultura rusa.
El cuerpo de baile del teatro Marinski fue rebautizado "Kirov".
Entre el "Bolshoi" moscovita y el "Kirov" formaron una brillante pléyade de bailarines de prestigio internacional.
4.5. Ballet en Estados Unidos
El personaje esencial del ballet norteamericano fue George Balanchine (1904-1983), ruso nacido en San Petersburgo.
Su doctrina se basaba, no en la inspiración sino en la necesidad:
la danza parte del cuerpo de cada bailarín, el cual establece unos límites necesarios.
Según Balanchine, no se puede hacer una misma coreografía para cualquier cuerpo.
Entre sus bailarines, destacó:
Jerome Robbins (1918-1998), quien manejaba el humor, la parodia, la expresión trágica, las sugestiones del inconsciente, el recurso a lo popular y una amplia batería de fórmulas escolásticas.
Asumió la dirección artística del "American Ballet Theatre" durante el período 1974-1987.
4.6. América Latina
El ballet clásico latinoamericano ha dado un nombre de primera bailarina absoluta:
la cubana Alicia Alonso (1920-2019), quien fundó en 1951 el "Ballet Nacional de Cuba".
En Argentina, el "Teatro Colón" ha montado brillantes temporadas.
En 1940 se fundó en Ciudad de México el ballet del "Teatro Bellas Artes"
4.7. Danza Española
La tradición de la danza española es inmemorial, y en cuanto al baile organizado, cabe situarse en el siglo XVIII.
El "Ballet Nacional de España" fue fundado en 1978 bajo la dirección de Antonio Gades (1936-2004).
La compañía realiza constantes representaciones en España y en el extranjero, como en el "Metropolitan" de Nueva York.
4.8. Eclecticismo:
Fin de las Escuelas
Maurice Béjart (1927-2007), nacido en Marsella, fue su figura más sobresaliente.
Formado en la tradición neoclásica, empezó con espectáculos basados en obras de William Shakespeare (1564-1616), obteniendo su mayor triunfo en 1955 con "Sinfonía para un hombre solo".
Otro gran éxito lo obtuvo en 1959 con "La consagración de la primavera".
Asimismo, revalorizó el éxito apoteósico del "Bolero" de Maurice Ravel (1875-1937).
No hay un estilo bejartiano, mucho menos un dogma bejartiano, sino algo que habita por encima y por debajo de todo ello:
un mundo estético variado y en constante búsqueda, el cual lleva siempre el sello personalísimo de Béjart.
Otra figura destacable es el norteamericano John Neumeier (1939) quien ha desarrollado su carrera sobre todo en Alemania.
Tal vez el motor de su eclecticismo sea la síntesis entre erotismo y mística, que encuentra en la danza la expresión de un amor que va del cuerpo a un más allá prometido por la música y que excede toda palabra.
Expresión personalísima de un eclecticismo que aglutina todas las artes escénicas es el "Tanztheater" de Wuppertal fundado por la alemana Pina Bausch (1940-2009).
Partituras clásicas o contemporáneas, en las que utilizaba un lenguaje en donde no faltaban alusiones a la violencia actual, la vida cotidiana en la gran ciudad, la sexualidad, las obsesiones del inconsciente...
Se trata de un bello lenguaje nuevo, un nuevo silencio, algo que se percibe, libre y personal.
El checo Jiri Kylian (1947), afincado en los Países Bajos en 1973), es un coreógrafo de amplísima imaginación.
Ha explorado la danza telúrica desde los aborígenes australianos hasta las tradiciones indígenas de México, relecturas irónicas del mundo clásico hasta incursiones en el violento Japón medieval.
Deslumbrante puesta en escena pantomímica de la obra de Igor Stravinski (1882-1971) "Historia del soldado" con la destacable figura del ballet español Nacho Duato como protagonista.